Los baños perfectos solo existen en Pinterest. En los baños reales atamos algunas cositas con alambres. 

La lucha entre la expectativa y la realidad se libra todos los días en casa. Principalmente si tenemos chicos, o sobre todo para los que no somos fanáticos del orden, sino más bien procrastinadores seriales. Y ni hablar si no nos damos mucha maña con las tareas del hogar y para lo único que osamos agarrar un martillo es para ablandar una milanesa. En esta nota desde la Revista Trono de Familia Bercomat vamos a abordar un tema muy común, oculto en esos toilettes espléndidos que vemos en Pinterest e Instagram pero muy presente en las casas de los argentinos: las soluciones provisiempre en el baño. 

¿Quién Necesita un Toallero Cuando hay Soluciones Provisiempre

Soñás con un baño de revista pero… pero… pero…. 

En la semana no tenés tiempo. El sábado no porque querés descansar. Y el domingo está todo cerrado. ¿Y para qué hacerse mala sangre si el clavo cumple perfecto la función y te cuelga la toalla como los dioses. 

Bueno, ¡tranqui porque no sos el único! Si bien no es la solución más estética, nadie puede negar que es bastante práctica. Eso sí: tomá la precaución de ponerle algún protector en la punta porque  puede ser dolorosísimo si te lo llevás puesto y encima puede romperte absolutamente toda la ropa que tenés en el placard. 

Los Cositos que “Se Pegan” en la Pared

Algunas personas tienen un miedo feroz al deterioro, al paso del tiempo, al desgaste de la vida diaria. ¿Cómo identificarlos? ¿Se esconden tras las sombras? Todo lo contrario… están más cerca de lo que pensás. Son esos amigos, familiares o compañeros de trabajo que no le sacan el plastiquito al celular ni al año de haberlo comprado, los que envuelven en film al sillón para cuidar la tela o los que no quieren “estropear” los revestimientos con agujeros y optan por los soportes autoadhesivos de plástico.

Parecen una gran alternativa, especialmente después de ver que hay gente que usa clavos de toalleros. Lástima que están diseñados para soportar la nada misma. Y menos que menos el peso de una toalla.

¿Pero después de comprobar que no sirven para nada buscan un plan b? ¡Obvio que no! Vuelven a intentarlo siempre una vez más. Lo colocan cada vez con más delicadeza y esperanza aunque el resultado siempre es el mismo: la toalla en el piso y el plastiquito tirado por algún rincón del baño.   

Promesas Incumplidas: La Cadena Que No Arreglás Más

Todo empezó una vez que fuiste al baño y a la hora de tirar la cadena no pasó nada. Bajabas el botón una y mil veces, más suave, más fuerte y  nada. 

Entonces te arremangaste, metiste el brazo en la mochila del inodoro y te diste cuenta de que la unión entre el tapón y el  botón estaba rota. Pero que si lo accionabas manualmente, aunque te mojabas, seguía funcionando. 

En ese momento te hiciste una promesa. Te dijiste a vos mismo que la próxima vez que salieras ibas a pasar por la ferretería a comprar un repuesto. Quisiste creer que esa vez ibas a cumplirte, que no te ibas a dejar estar… y mirate ahora con una toalla cerca del inodoro para secarte cada vez que tenés que tirar la cadena.

¿Y desde ese juramento a hoy cuánto tiempo pasó? ¿Se justifica el vacío que se te arma en el pecho cada vez que vas al baño y te das cuenta de que estás fallándote a vos mismo?

Rollo Apoyado

Mucho menos grave que las anteriores pero que demuestra tu verdadera esencia. ¿Por qué si tenés un cosito para colocar el rollo lo apoyás sobre la mochila o en el lavatorio? En síntesis, por vago. 

Mirá hasta dónde llega tu comodidad que te da fiaca sacar el rollo pelado y meter el nuevo. ¡Nada más que eso! Para charlar en terapia… ¿Qué cosas más grandes estarás dejando para después?

¿Qué Soluciones Provisiempre Hay en tu Casa?

No vamos a juzgarte. ¡Todo lo de arriba es humano y entendible! Pero es clave darse cuenta de que estamos mucho más cerca de tener una vida más linda y cómoda de lo que pensamos. 

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