Los Reyes están en casa

¿Vivís con un creyente de la generación espontánea? Vamos a ayudarte a develar si compartís techo con un miembro de la nobleza… o a detectar si vos sos uno de ellos. 

Papá Noel, los Reyes Magos. Cuando somos chicos la casa se llena de magia a fin de año. Por eso cortamos pasto y ponemos agüita, para que los camellos se hidraten y nos dejen regalitos de la nada. Hasta ahí, ¡todo normal! El problema es que algunas personas no tan chiquitas ni inocentes parecen seguir creyendo en la magia y en la generación espontánea de las cosas. Por todo esto desde Trono de Familia Bercomat vamos a ayudarte a descubrir si estás conviviendo con personas que se auto perciben reyes o reinas. 

Los Reyes Magos: ni tan reyes ni tan magos.

La historia de los Reyes Magos está un poco tergiversada. Resulta que no eran reyes ni magos. Más bien se trataban de unos astrónomos que, al ver y seguir una estrella muy notable en el cielo, se subieron a sus camellos y emprendieron un viaje de cientos de kilómetros hasta encontrarse con Jesús en un establo, junto a María y José. En ese momento, los astrónomos le dieron tres regalos al niño Jesús: oro, el metal de los reyes; incienso, la ofrenda de los dioses; y mirra, como anuncio de sus futuros padecimientos.

Entonces, entre los camellos que no volaban y los reyes que no eran reyes, debe haberse producido una confusión originaria tan pero tan grande que dejó secuelas en ciertas personas que creen profundamente hasta el día de hoy que las tareas más fiaca de la casa se hacen solas. ¡Vamos a verlo!  

El papel higiénico: un verdadero misterio.

El baño es un gran indicador para saber si tenés un rey viviendo en tu casa. Darse cuenta es fácil: al acabarse el papel higiénico, estas personas nunca sacan el cartoncito y lo tiran en el tacho de basura. ¡Jamás! 

En algunos casos de necesidad extrema osan bajar al mundo de los mortales para agarrar un nuevo rollo. Pero jamás de los jamases vuelven a engancharlo en el portarrollo. A lo sumo lo dejan apoyado sobre la mochila del inodoro o sobre el lavatorio, expuesto a que se moje, se deforme y estropee. 

No es casual que el inodoro sea el denominador común de todos los reyes y reinas del hogar. ¿Qué mejor lugar para ejercer el poder que en el Trono?

Platos que se lavan solos.

Otra típica de los reyes del hogar es dejar los platos sucios en la bacha para que baje el espíritu de limpieza y haga lo suyo: limpie, seque y acomode para poder seguir con el orden natural de la vida. 

Curiosamente, por lo general estas personas son amantes del buen comer. Y les gusta tanto pero tanto hacerlo que usan todos los utensilios. ¡Hasta que esté sucia la última olla no se frena! Mientras ellos presumen sus recetas con los invitados o en Instagram, del bolonqui de los platos que se ocupe otro. ¡A limpiar a la limpiería!, diría Moria. 

Rellenar la botella de agua

De todos, éste es el milagro que más sentido tiene. Porque si de chicos poníamos pastito y agua, y recibíamos un regalazo, de grandes podemos pensar perfectamente que si ponemos la botella vacía en la heladera esos reyes benévolos pueden hacer un poco de su magia y rellenarla para volver a tener agua fresca. 

El mismo fenómeno ocurre con las cubeteras. El rey que agarró el último hielo jamás se tomará el trabajo de ir a la grifería y hacer un poco de equilibrio hasta el congelador. Es más: preferirá tomar una gaseosa tibia antes que tener que rebajarse a semejante tarea. 

La ropa: limpiar, colgar y guardar.

Y por último, ¡la ropa! Qué tema la ropa. Porque hay distintos tipos de personas. Están los que no la limpian ni a punta de pistola. Después, los que la ponen en el lavarropas y se la olvidan allí hasta que el olor es tan inaguantable que tienen que volver a lavarla, arrancando de nuevo un ciclo infinito. Y también están los más evolucionados, los que la dejan en el tender hasta el fin de los tiempos y van sacando de a poco las medias, los pantalones y remeras que necesitan, como si fuera una extensión del armario. 

¿Hay un miembro de la realeza en casa?

Si sentís que algún miembro de tu familia es un Rey del Hogar, ¡no dudes en enviarle esta nota! Y si sos vos el rey o la reina que ocupa este lugar, apiadate de tus convivientes ¡y lavá un plato de vez en cuando! Regalarle un momento mágico a los que querés es una sensación que merece la pena ser experimentada alguna vez en la vida. 

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